Un hombre se baja de forma repentina en la parada de Pozonegro, un pequeño pueblo, antiguamente un centro hullero, que se halla en decadencia。 ¿Qué motivos le impulsaron a recalar en ese lugar con el que no tiene vínculo alguno?
Este hombre, Pablo, termina conociendo a la gente de Pozonegro, como la luminosa, incompleta y algo chiflada Raluca, que pinta cuadros de caballos y tiene un secreto。 Allí todos arrastran algún secreto, algunos más oscuros y peligrosos que otros。 Y algunos simplemente ridículos。 También hay humor en ese pueblo triste, porque la vida tiene mucho de comedia。 Y gente que finge ser quien no es, o que oculta lo que planea。 Es el gran juego de las falsedades。
Esta novela habla del Bien y del Mal, y de cómo, pese a todo, el Bien predomina。 Es una historia de amor, de amor tierno y febril entre Raluca y el protagonista, pero también de amor por la vida。 Porque después de cada derrota puede haber un nuevo comienzo, y porque la suerte sólo es buena si decidimos que lo sea。